En una mañana fría y lluviosa se realizaron los funerales de la joven funcionaria municipal Catherine Vásquez Muñoz de 28 años.
Sus restos fueron sepultados este martes, luego de ocho dolorosos días para sus cercanos, quienes desde su muerte -ocurrida el 28 de mayo- tuvieron que aguardar tres autopsias que intentan dilucidar la causa de su deceso.
La familia, junto a centenares de amigos y compañeros de trabajo de «Catita» (como era llamada cariñosamente) pudieron darle el último adiós en una breve misa realizada en la Catedral de Linares.
La jornada había comenzado con la entrega de su cuerpo en el Servicio Médico Legal, tras habérsele practicado una tercera autopsia por parte del médico forense Luis Ravanal. El reconocido perito había sido contratado por la familia de la malograda joven, quienes se mostraron desconfiados e insatisfechos con las diligencias realizadas por funcionarios de la Brigada de Homicidios de la PDI y el Ministerio Público.
Tras salir de la morgue, el cortejo fúnebre se dirigió directamente hasta la principal iglesia de nuestra ciudad, donde aguardaba gran cantidad de gente.
Allí no sólo familiares, amigos y colegas, sino incluso ciudadanos comunes que se mostraron conmovidos con la muerte de la joven, quisieron expresarle su afecto y deseos para que las causas de su deceso sean aclaradas.
A esa hora llovía intensamente en Linares, lo que hizo aún más sobrecogedor el ambiente en el cual se realizó el cortejo, donde se repitieron sentidas y profundas muestras de cariño hacia la joven funcionaria municipal.
La ceremonia eclesiástica fue breve… cargada de emotivas señales para quienes conocieron a Catita, quien, después de ocho amargos días para su familia y amigos, finalmente descansaba en paz.
Ahora sólo queda conocer los resultados de las pericias forenses realizadas por el Dr. Ravanal, que aclarará la razones de su muerte, la que consternó a toda la comunidad linarense, que se ha alzado, en memoria de Catita, para exigir verdad.
Recordemos que el cuerpo de Catherine fue encontrado sin vida el martes 28 de mayo, en un camino rural de Longavi, tras haber discutido con su pareja.
La investigación y el deseo de su familia apunta justamente a despejar dudas sobre su deceso, para comprobar si efectivamente fue producto de un suicidio, o hubo intervención de terceros.
Sólo una vez despejada la incognita, la familia, amigos y colegas de Catita también alcanzarán paz interior.