Lo que parecía ser una solución segura y dinámica para conectar peatonalmente el Hospital Base de Linares y el Terminal de Buses urbanos y rurales, con los años se ha transformado -literalmente- en un “callejón oscuro”. Oscuro no sólo desde lo lumínico, sino también desde lo urbano… lo comercial… lo delictivo.
Y es que el Paseo Peatonal que une la Avenida Brasil y Januario Espinoza, la misma que las autoridades cuando la inauguraron aseguraban que garantizaría seguridad a los transeúntes y daría oportunidades laborales y dinamismo comercial al sector, con los años ha terminado en todo lo contrario.
Miles de transeúntes que pasan a diario por ahí, así como los mismos locatarios del sector son testigos de como este paseo peatonal se ha convertido en un baño público, un espacio nauseabundo, un antro de traficantes, un pasadizo sin Dios ni ley para vendedores ambulantes, muchos de los cuales ni siquiera van a comercializar productos, sino a operar como prestamistas ilegales con fórmulas «peligrosas» para la integridad física de sus clientes.
Víctimas directas, los mismos comerciantes ambulantes que honestamente trabajan en algunos puestos debidamente habilitados y otros que han tratado de establecerse con orden, pero sobretodo con legalidad.
Un poco de historia
El Paso Peatonal, fue un proyecto impulsado por el ex alcalde Rolando Rentería, que tuvo un costo superior a los 400 millones de pesos. El plan de remodelación incluía pérgolas comerciales para que algunos vendedores ambulantes se establecieran en el lado norte. Otra característica importante del diseño era que el piso contaba con baldosas con línea de guiado para orientar el paso de la población no vidente.
De aquellas obras hoy no queda nada… o, mejor dicho, no se respeta nada. Ya no sólo hay comercio en las pérgolas, sino en cada uno de los rincones del paseo, haciendo que el tránsito de los peatones se haga dificultoso. Por lo mismo, también, se obstruye a diario línea de guiado para los no videntes, por lo que es común ver a personas ciegas chocando con algunos puestos ilegales.
Por el Paso Peatonal, circulan diariamente más de 10 mil personas. Su alto flujo atrae a decenas de políticos que en periodos de campaña lo utilizan para acercarse a la gente. Bien lo saben los transeúntes que, como ellos mismo lo explican, los candidatos siempre aparecen allí para hacer promesas, pero desaparecen cuando las elecciones terminan, y con ellos sus ofrecimientos.
Karina Silva nos señala, “yo viajo de lunes a sábado y mi paso obligado es por ese lugar. Da mucho miedo pasar por ahí sola, a mi regreso en la tarde. Muchas veces espero a que pase más gente para cruzar al salir de mi trabajo, ya que no me queda otra alternativa de pasar por ahí para tomar el bus. No puedo creer que el Alcalde no haga nada, ni se preocupe de saber cómo se encuentra la ciudad. Hace un tiempo dijo que pondría luces por todo los sectores de Linares y aún no veo el cambio en el paso bajo nivel, ya que este lugar es muy peligroso a estas horas de la noche” concluyó.
Cabe señalar que a los problemas señalados, desde el fin de semana pasado en el paso no hay luz. Y a pesar que durante el día está iluminado naturalmente, igualmente este espacio se siente amenazado por la inseguridad. Ello porque el comercio informal e ilegal se tomó este concurrido paseo, donde no hay fiscalización.
En razón de lo anterior los vecinos del sector oriente y locatarios establecidos del entorno esperan un ordenamiento… O de lo contrario, no descartan movilizarse. Más aún después que en las últimas semanas han visto como muchos turistas, transeúntes y hasta sus propios locales han sido víctimas de robos, tanto de noche como de día.