“Entretenidas historias y relatos sobre la tradicional Plaza de Armas de Linares se puede encontrar en una visita a ésta”, así lo señala el historiador Luis Igor Antías, quien ha realizado publicaciones sobre aspectos desconocidos de Gabriela Mistral y temas tan complejos como el Conflicto de la Zona Roja de la Araucanía.
En la Plaza de Linares, señala, “se celebra la Fiesta de la Chilenidad, concepto que claramente se puede apreciar en el lugar, con un conjunto de expresiones culturales que se han originado o adaptado a la costumbre local. La Plaza, en cada lugar posee una expresión de la historia de la ciudad, un patrimonio que, sin duda, hay que valorar y mejorar”, indica el investigador Luis Igor, quien nos comparte la siguiente crónica.
Artesanía, actos cívicos, expresiones artísticas, gastronómicas, juegos populares, personajes y sucesos actuales y pasados se funden en cada conversación que se puede entablar con algún taxista, cuidador de auto o funcionario municipal en las inmediaciones de la Plazas de Armas de Linares; en ella convive desde “lo más conspicuo a lo más humilde, cariñoso y republicano de la ciudad”. Entre la algarabía popular de la Fiesta de la Chilenidad, están los anticuchos, humo de carbón o novedosas bebidas, hay un sentido de comunidad e integración que se nota, haitianos, venezolanos y colombianos celebrando a nuestro país en conjunto con la sociedad linarense. Pero, el centro cívico depara sorpresas…
SERVANDITO Y EL DOCTOR SEGURA
Caminando bajo sus árboles se encuentra “Servandito”, Servando Campos, un personaje típico de los años 60, elevado a la categoría de Santo comunal por la creencia popular del Linares del siglo pasado. Es uno de los pocos monumentos que existen a la indigencia en el mundo, lo que nos debiera avergonzar. Sin embargo, según testimonio de un viejo taxista, ”gracias a él mucha gente se ha recuperado de enfermedades o situaciones apremiantes”. Incluso cuenta la creencia popular que su figura tiene una interpretación mística, ya que con ella se configura una perfecta pirámide que se contacta con las energías del cosmos y su mirada apunta hacia el exacto lugar donde la cordillera posee un campo magnético, similar al que se encuentra en San Pedro de Atacama. El taxista agrega “fue un hombre muy servicial, que nunca hizo mal a nadie y que vivió de la caridad”.
Hay una única fotografía que se conserva de “Servandito” que sería del año 1968 explica un antiguo vecino de la ciudad, señala que el escultor Marcos Moreno, se inspiró en ella para crear esta obra mandada a hacer por el Club de Leones, con el respaldo del municipio.
“Servandito”, pasó a ser desde un servicial mendigo de un Chile precario de los 60, a un ejemplar personaje popular, que pese a su situación de discapacidad y escasa instrucción, supo ayudar, a la familia de una de sus hermanas y ser ícono de “buenos modales” para muchos que vivían en pobreza. Si bien, la memoria colectiva lo ha ido olvidando, aún los más viejos se recuerdan de él.
También, en el verde entorno de la plaza se encuentra un monolito que recuerda al médico – héroe Germán Segura González, linarense que según los más conocedores, una vez terminados sus estudios de medicina, ingresó a la Armada en 1879, pasando a ser ayudante del médico de la Esmeralda, atendiendo a los heridos del combate Naval de Iquique. Hundida su nave y como sobreviviente, pasó a ser prisionero de guerra. Su arrojo, le llevó a engañar al Almirante Grau al entregar un dato errado sobre la velocidad de la nave chilena Covadonga, que en Punta Gruesa, derrotó a la embarcación peruana Independencia.
El heroico médico, una vez finalizada la Guerra del Pacífico se integró a la sociedad linarense, adquiriendo gran prestigio social, pasando a relacionarse con los miembros más conspicuos y tradicionales de la zona. El doctor Segura participó en cuanta organización benéfica de la ciudad, llegando a ser uno de los más influyentes hombres de la zona, ejemplo, del ciudadano republicano y murió en Linares el año 1920. Según los taxistas, “como que las autoridades se han olvidado del doctor de la Esmeralda, ya que cada 21 de mayo, se desfila y reconoce con ofrendas solo a Arturo Prat, olvidando al quizá máximo héroe de la ciudad”. Probablemente, el médico sufre los rigores del mal nacional denominado el “pago de Chile”. Así se puede constatar al ver el desmejorado monolito que lo recuerda.
Sin duda, la plaza de Linares guarda mucho de nuestra Chilenidad. Hitos militares, religiosos y ciudadanos, la marcan. Así lo atestigua el monumento a los detenidos desaparecidos y héroes que nos dieron patria. En ella y su entorno se palpa una historia ligada ineludiblemente al carácter que forja nuestra Chilenidad, con lo positivo y negativo de ella. La Plaza, posee una expresión de la historia de la ciudad, un patrimonio que, sin duda, hay que valorar y mejorar.
Por Luis Osvaldo Igor Antías
Historiador
Me encantó el artículo. Sólo señalar q Servandito se encuentra sepultado en el cementerio de Linares.
Grata sorpresa el artículo del inspector general del Colegio Concepción
Un artículo que nos hace recordar lo desconsiderados que somos los linarenses con nuestra historia, gracias don Luis Igor por acercarnos a ella
Un artículo muy interesante que refleja un Chile diferente que honra a personajes locales . Felicitaciones a quienes cuentan la historia viva de nuestro país