La hipertensión arterial pasó de ser una patología asociada a los adultos mayores a una que cada día afecta a más jóvenes.
En la última década la edad de inicio de la hipertensión arterial (HTA) disminuyó entre 15 y 20 años, pasando de 50 años a 30, en personas sin antecedentes de enfermedades importantes y en plena edad productiva laboral. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada tres adultos tiene la tensión arterial elevada.
Según el doctor Sergio Wehinger, coordinador de la línea de investigación Cardiovascular del Programa de Investigación de Excelencia Interdisciplinaria en Envejecimiento Saludable (PIEI-ES) de la Universidad de Talca, si bien entre muchos de estos pacientes existen antecedentes familiares de hipertensión, años atrás no era común que se presentara la enfermedad en individuos tan jóvenes.
“Esto se asocia a sedentarismo, sobrepeso y obesidad combinado con dietas poco saludables, ricas en azúcares, grasas y desde luego sal, que favorecen las alzas de presión sanguínea”, explica el también académico, quien además resalta que la comunidad médica y científica reconoce desde hace tiempo que la falta de actividad física daña al sistema cardiovascular, por lo que el aumento de actividades ocio sedentarias como estar frente al computador, consola de videojuegos o teléfonos móviles por muchas horas, sin combinarlas con actividad física o deportiva, aumenta el riesgo de padecer de HTA.
La sintomatología silenciosa hace que la hipertensión arterial sea llamada “la asesina silenciosa”. Según explica el académico las arterias son los conductos del organismo por donde fluye la sangre desde y hacia los tejidos, soportar la mayor presión, razón por la cual son elásticas y resistentes, pero tienen una capacidad limitada para soportar grandes cargas de presión.
“La hipertensión daña las arterias, haciéndolas más rígidas, limitando su capacidad de respuesta al aumento de la presión sanguínea. También, las arterias dañadas pueden llegar a ceder y formar un aneurisma cerebral, el cual al romperse, genera una hemorragia en el cerebro que es de alta mortalidad. Además pueden producirse aneurismas en la arteria aorta que requieren cirugía para poder repararse”, destaca.
A las consecuencias garrafales de la HTA durante la juventud también se suma los daños al corazón el cual puede sufrir arritmias e infartos cardíaco, además, la enfermedad obliga a que el corazón trabajar más duramente, lo que termina engrosando y endureciendo sus paredes ventriculares, produciendo insuficiencia cardiaca lo que limita enormemente la calidad de vida de las personas y las expone a riesgos elevados de ataques cardíacos y muerte súbita.
En el cerebro, además de los aneurismas, puede degenerar en demencia debido al estrechamiento de las arterias, irrigación sanguínea cerebral y deterioro cognitivo en general, especifica el doctor Wehinger, quien también advierte sobre los daños en los riñones en los que induce la insuficiencia renal, la vista con sangrado en la retina y pérdida de la visión, disfunción sexual especialmente en hombres y problemas de presión sanguínea durante el embarazo que ponen en riesgo la vida de la madre.
Más cuidados, es más vida
Los hábitos saludables en general, como la realización de ejercicio físico o deporte, dormir la suficiente cantidad de horas al día y evitar el tabaquismo, el exceso de sal, alcohol, azúcares y grasas, son esenciales para prevenir la hipertensión arterial.
“Ejercicios unos treinta minutos, tres a cuatro veces a la semana, pueden ser aeróbicos como el ciclismo, la caminata o la natación, y en menor medida los de resistencia como levantamiento de pesas. Desde luego, esto dependerá de cada paciente, ya que no será lo mismo la capacidad física exigible. Tener HTA desde joven eleva enormemente el riego de enfermedades cardiovasculares cuando sean adultos mayores. El cuidado y prevención de los jóvenes frente a hipertensión es clave para tener una población con una vejez más sana”, recalcó.